Tras las sendas de Freire, las mujeres y los hombres nos hacemos nuevas preguntas y en pleno proceso de cooperación y creación social, nos damos a la realización de prácticas y experiencias, singulares y colectivas, donde desplegamos nuestra libertad apren(h)endiendo las riendas de nuestro devenir, un volverse libres que implica la superación y/o trasgresión de la cooperación y la ruptura del horizonte conservador que impide el movimiento, real y actual, de la emancipación en el que concebimos y generamos nuevas libertades, en la praxis, ya un vero camino del querer vivir educativo, ético y político, en el cual las formas del saber de experiencia emergen en una formación que transforma: a nosotras y al mundo.