"Aprender a desaprender", dice Ettore Gelpi, en contraposición a todos los dictados del "aprender a aprender", dado que ésta es la palabra inevitable en la educación de adultos. Se trata de autoformación, en el sentido de un aprendizaje permanente, a través del ejercicio del espíritu crítico sobre el significado que hay que dar a la nueva modernidad: o librarse a la razón economista de la exclusión de las diversidades culturales nacionales e internacionales, o bien dar crédito a la razón democrática a través de la realización del cruce cultural tanto dentro del país como fuera.