En estos primeros compases del nuevo siglo xxi, estamos viviendo un momento de grandes cambios sociales, económicos, políticos, etc., que afectan de forma directa al ámbito educativo. Una educación que a grandes rasgos presenta unos elevados índices de fracaso escolar, un alumnado desmotivado, que no encuentra respuesta a sus inquietudes, unos docentes insatisfechos profesional y personalmente, una administración educativa ejecutora de recortes económicos, y una población necesitada de una formación permanente cada día más necesaria para poder responder a las exigencias de esta nueva sociedad.