La potencia de la libertad y la autonomía del ejercicio de la propia voz, en juego y contexto con otras voces, indisolublemente ligado al proceso de liberación: “...decir la palabra es el derecho a convertirse en parte de la decisión de transformar la realidad. Leer la palabra dicha, desde esta perspectiva, presupone la reinvención de la sociedad de hoy en día. Esta reinvención exige, por otra parte, la reinvención del poder.” Por que la palabra ya dicha, ya escrita no es, entonces, nada más la nuestra. Al decirla, al escribirla, se convierte en propiedad común, se convierte en una arma social y, de la misma manera que la poesía, es una arma cargada de futuro.