La ciudadanía es un terreno cuestionado, muy vinculado a los temas relacionados con el poder. La literatura más progresista la asocia con las aportaciones hechas por los individuos y los grupos/movimientos a la esfera pública democrática. Esto conlleva un compromiso con la continua lucha por salvaguardar espacios públicos de la arremetida de la privatización y la uniformización (Giroux, 2001). También implica la transformación de las estructuras hasta ahora no democráticas y exclusivas, en otras más democráticas e inclusivas. Una educación para la ciudadanía, en este contexto, es una educación democrática, en la cual los estudiantes aprenden sobre la democracia no simplemente hablando sobre ella sino por la implicación en una experiencia de aprendizaje democrática gobernada por relaciones sociales no jerárquicas de educación. Esto está en consonancia con el concepto de John Dewey de educación para la democracia.